Análisis lacaniano
  Transferencia y fenómenos psicosomáticos
 

 TRANSFERENCIA Y FENÓMENOS PSICOSOMATICOS

 

 

ERIC MOREAU PAULY

 

 

1.- Un déficit simbólico

 

         En psicoanálisis el abordaje de las enfermedades psicosomáticas descansa sobre la hipótesis  de una deficiencia del registro simbólico. De hecho, la clínica verifica esta tesis del déficit estructural de lo simbólico.

 

Estos pacientes no logran asociar libremente, limitan  el uso de su palabra, no  expresan  formaciones  de lo inconsciente,  no pueden verbalizar sus emociones y sus fantasmas; en resumen falta el recurso del significante para simbolizar lo inconsciente. En cambio aparece en los enunciados  manifiestos el registro  de lo real  bajo la forma del traumatismo psíquico, no reprimido  y las somatizaciones que aparecen  en plena luz dejando en la sombra los significantes.

 

        El  cuerpo enfermo en ciertos momentos determinados  realiza  un anudamiento  somático  para “encarnar”   al sujeto en lugar de encadenarlo al significante.

 

         Esta carencia de significante hace que la transferencia simbólica no se desarrolla. El paciente ya no supone un sujeto que permita tener la confianza en Otro que escucha. Es decir que hay una sospecha con respecto al Otro. El Otro es potencialmente amenazante y perverso porque el Otro primordial falló en su función interpretativa: guardó silencio o fue violento pero en todo caso no validó el campo de la palabra y no le reconoció al sujeto un lugar para su deseo en el discurso. Quedó  fijada a un goce específico,  a un exceso  económico de goce del Otro. En este tiempo primordial de la estructura, el sujeto no es todavía sujeto. Es pre – sujeto caracterizado por el narcisismo  primario, no hay todavía constitución  del objeto.

 

 

         Pensar la transferencia con pacientes que presentan alteraciones psicosomáticas requiere analizar la subjetividad especifica de dichos pacientes y contextualizarla en la relación analítica. Es sabido que en este campo clínico la transferencia es particularmente difícil. El analista  no representa un sujeto supuesto saber a quien el paciente puede dirigir su demanda. Además la posición del analista  como objeto a , lugar de la falta, está especialmente  cuestionado por estos sujetos que instalan en este lugar el goce de un Otro omnipotente que remite más a una transferencia médica que a una transferencia analítica. Más que nunca con los pacientes que generan una respuesta psicosomática es conveniente asumir el lema de Lacan de no ceder sobre su deseo; en este contexto se trata del deseo del analista, deseo de nada, función analítica en acto que permite  reducir el imaginario de la enfermedad orgánica y cuestionar el síntoma somático en el sentido de darle algunas palabras.

 

         Proponemos desarrollar un breve relato con respecto a la historia de la transferencia de una paciente afectada por un fenómeno psicosomático con el fin de marcar los momentos claves de la dinámica de la transferencia.

 

         La constitución del síntoma se apoya sobre la subjetividad de la que se entregarán las siguientes precisiones.

 

2.- Un traumatismo infantil no reprimido

 

         La historia infantil de la paciente revela un acontecimiento doloroso vivido en la realidad a saber la separación de su madre. Esta separación durante su infancia provocó una vivencia traumática, un sufrimiento intenso y un dolor profundo que no ha sido reprimido, puesto que repetitivamente este sufrimiento traumático resurge hoy en  la vida afectiva de esta mujer. Registramos por lo tanto un traumatismo infantil no reprimido ligado a un abandono materno.

 

3.- Goce del Otro :pasaje al acto del fantasma edípico materno

 

         Frente a su conducta la madre guarda silencio, se queda muda sin darle explicación alguna a su hija. En el lugar de la palabra que no se dijo, el goce materno se instaló enigmático revelado por lo arbitrario y autoritario de su gesto.  El relato de la paciente indica que se trata del pasaje al acto del fantasma incestuoso edípico materno que ha dado consistencia real al deseo femenino de "dar un hijo al padre".

 

         En efecto la madre abandona a su hija y la entrega a su  padre , el abuelo de la niña. El Otro primordial goza, usa su hija como objeto del goce materno a través de la realización de su fantasma incestuoso. Esto ha llevado a establecer una situación de inmovilidad del sujeto que se fijó en este goce del Otro.

 

         Es interesante notar que en transferencia la paciente pide al analista ser un terapeuta omnipotente con el fin de oponer una fuerza de resistencia frente al goce del Otro,de compartir con ella su secreto, el secreto de su traumatismo, el silencio de una culpa innombrable que remonta a la tercera generación, la de su abuelo donde en él se concentra un goce perverso de corte incestuoso.Es el padre de la madre quien le solicitó entregarle a él su nieta.

 

         Se le esta solicitando al analista, no abandonar por ningún motivo a su analizante para contrarrestar el poder del Otro pero también se lo arrastra a gozar con ella.

 

         El miedo se manifiesta con respecto a que el analista podría abandonarla interrumpiendo el tratamiento. Notamos como la  transferencia repite la situación del traumatismo del abandono materno y el miedo a la separación traumática infantil. Lo que revela la transferencia es que el Otro no esta tachado, no hay falta en el Otro. La paciente pide al analista su presencia real sin poder simbolizar  la ausencia, le pide un compromiso terapéutico absoluto sin falla, para que ejerza un poder terapéutico omnipotente.

         El sujeto se identifica con el objeto del goce materno, el sujeto se sacrifica. La falta no se constituye, el sujeto dividido no logra hacer coincidir su falta con la falta del Otro, hay acumulación del goce. Falta la falta. Se puede enfatizar que el sujeto no logra separarse de su madre. Es la operación de separación del sujeto del objeto que no se puede realizar. No hay extracción del objeto a .

 

4.-No hay separación completa.

 

         Aparece claramente en la transferencia la dificultad de la separación con el Otro. El circuito de la separación no logra cerrarse y consecuentemente como lo indicó Lacan, interviene el deseo pero sin afánisis del sujeto. Sin embargo, la falta de afánisis afecta al sujeto en su existencia puesto que no hay sujeto sin división que lo aliene al significante. El sujeto no surge  a nivel del sentido porque no desaparece en el Otro, lugar del inconsciente. El sujeto estaría como en espera  de constituirse en su división  por el significante. La ausencia de afánisis provocará una interrupción en el proceso de separación. Hay una cierta apertura hacia el campo del Otro pero algo está congelado. El sujeto queda atado al Otro a nivel simbólico (hay holofrase), a nivel  imaginario (narcisismo primario y autoerotismo) y a nivel real: hay fenómeno psicosomático.

 

         Si el proceso de separación no se precisó, veremos que hay dificultad para que haya transferencia.

           Ahora bien, la consecuencia más importante de la falta de separación es la alteración de la identidad y de las identificaciones.

 

 

5.-Identificación mimética a la imagen del cuerpo del Otro perverso.

 

 

El fenómeno psicosomático se desencadenó a la edad de dieciséis años bajo la forma de una esterilidad psicogena que se asocia con una extraña identidad. Efectivamente la paciente se identifica al goce perverso de su abuelo creando un fantasma de fusión corporal. El cuerpo del otro y el cuerpo del sujeto es un solo cuerpo, es un mismo bloque. Este mimetismo entre el sujeto y el objeto mediante el mismo cuerpo ilustra clínicamente que la separación entre ambos  no se realizó y que la diferencia no se estructuró simbólicamente. Lógicamente es imposible puesto que el yo es el proprio cuerpo y que el objeto es el mismo cuerpo. Entonces ni el yo , ni el sujeto, ni el objeto están constituidos como tal.

 

         Hay identificación imaginaria al cuerpo del Otro como operación de incorporación imaginaria del cuerpo de este Otro.

 

         La transferencia se desarrolla y conoce una evolución edipica a partir del trabajo de la paciente sobre sus sueños que indican en sus contenidos como transita su palabra del goce perverso al surgimiento de un deseo subjetivo.

 

 


6.-La función del analista

 

         Si el analista se mantiene en la función de un tercero que se ubica en una posición de no saber, es posible  que el sujeto pueda decir su singularidad, su diferencia y separarse del Otro . Mantener una ignorancia a nivel del síntoma permite al paciente preguntarse, cuestionar su síntoma, interpretarlo y generar las condiciones, por la vía de la  sorpresa , del surgimiento de un deseo.

 

         Si al sujeto se le reserva una escucha de acuerdo a la ética analítica es posible que se modifique el síntoma independientemente de cualquier intervención médica o biológica sobre el cuerpo. Las sesiones analíticas pueden ser el momento de una simbolización del cuerpo biológico que no se realizó con el vínculo del cuerpo materno.

 
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